Torrelavega

Félix Martínez se despide después de 28 años en la ciudad: “Torrelavega me ha formado como educador y como sacerdote”

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"Torrelavega me ha formado como educador y como sacerdote". Con estas palabras resume Félix Martínez lo que ha supuesto esta ciudad a la que llegó con 27 años y que casi tres décadas después deja para continuar su labor en Madrid. El director del Servicio de Orientación y Ayuda al Menor (SOAM) y de la Casa de los Muchachos partirá en octubre hacia su nuevo destino, en un colegio-parroquia en el madrileño barrio de Las Ventas, donde su orden, los Religiosos Amigonianos, han valorado que su experiencia es necesaria.

La marcha no será fácil, porque son muchos los lazos que este burgalés de Briviesca ha creado en los 28 años que ha pasado en Torrelavega. Vínculos "con los chavales del SOAM" y con los de la Casa de los Muchachos, algunos ya adultos "a los que he casado y bautizado a sus hijos", y que siguen recurriendo a él cuando buscan consejo. Pero entre los "votos" que hizo cuando profesó están los de "obediencia". "Si los superiores creen que mi presencia es importante en un nuevo destino...", asegura.

Se siente torrelaveguense y la relación con la ciudad y las personas que le han acompañado estos años seguirá. En su nuevo puesto madrileño, donde dice, quizá con cierto tono de nostalgia anticipada, que tendrá "más una labor de gestión que de intervención", trabajará en dos comisiones de trabajo con menores, en la que coincidirá a menudo con responsables del norte de España y con compañeros de Torrelavega, donde tiene previsto volver siempre que pueda.

Félix Martínez será sustituido en Torrelavega por un compañero religioso que viene de La Ciudad de los Muchachos en Agarimo (La Coruña), y con el que compartirá unas semanas para ponerle al día del que será su nuevo cometido. Además, los monitores que han acompañado a Martínez en su labor, "Adolfo Díaz al frente del SOAM y Eneida Cabo en la Casa de los Muchachos" garantizarán que se sigue con el trabajo desarrollado a lo largo de estos años.

Félix Martínez también se lleva de Torrelavega muchas vivencias. En la parroquia de La Asunción, en la que ha ejercido su labor pastoral, fue ordenado y allí celebró el año pasado sus bodas de plata en el sacerdocio. Una parroquia en la que destaca su "dimensión social", además de la aportación "espiritual" que ha tenido en su labor como sacerdote.

En cuanto a su faceta de educador recuerda "de manera especial" sus inicios en el barrio de El Zapatón, "cuando no teníamos centro juvenil y nos pateábamos las calles", cuando se acercaba a los chavales "que muchas veces nos rechazaban" e intentaba que les aceptaran, que les integraran. "Fue una etapa muy bonita y muy difícil, que recuerdo con mucho cariño". También guarda un cariño especial para "el ambiente familiar" que se ha conseguido en la Casa de los Muchachos, donde el objetivo es dar a los niños con problemas en su casa un lugar donde sentirse seguros y apoyados.

Entre las 'espinitas' que le quedan, o al menos los proyectos que le rondaban la cabeza y que con su traslado quedan en manos de quienes continuarán su labor, está conseguir "una Casa de los Muchachos con más cabida para realizar una mayor acogida" a niños y jóvenes que, tanto a través de la unidad familiar como del centro de día, encuentran un apoyo ante situaciones familiares complicadas. "Se nos ha quedado pequeña, cada vez son más necesarias estas respuestas de prevención y de protección", explica.

Otra es incrementar la presencia en los colegios del Foro de Infancia y Familia, la Escuela de Padres que se puso en marcha hace unos años y del que cree necesaria una "mayor difusión". Algo que cree que conseguirán el compañero que le relevará al frente del SOAM y los monitores que han trabajado en "programar y proyectar" las actividades del foro.

El próximo domingo 9 de octubre está previsto un acto en la parroquia de La Asunción, con una misa de despedida y una comida de fraternidad en la que quienes bien en su faceta sacerdotal, bien en la de educador, han estado estos años con él y quieren trasmitir su cariño a Félix Martínez. Un religioso amigoniano cuyo trabajo con los menores ha marcado un antes y un después en la ciudad que le ha acogido y convertido en torrelaveguense, aquí, en Madrid o donde su orden y votos le lleven.