Torrelavega

Día de Todos los Santos, día de flores y visitas a los cementerios

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TodosLosSantos2015

Visitantes y flores llenaron este domingo, festividad de Todos los Santos, los cementerios de Torrelavega. El puente y el buen tiempo hicieron que la afluencia a los camposantos fuera algo menor que otros años; y mientras algunos han preferido adelantar o posponer sus visitas para disfrutar de una pequeña escapada o de una jornada en la que las temperaturas han rozado los 30 grados, otros han espaciado a lo largo del fin de semana y del lunes festivo las visitas a los diferentes cementerios donde querían recordar a sus seres queridos.

A pesar de esa menor afluencia, los cinco camposantos municipales –La Llama, Río Cabo, Viérnoles, Barreda y Campuzano-, así como los de Tanos, Ganzo, Sierrapando y otras parroquias de Torrelavega, tuvieron durante toda la jornada un constante tránsito de visitantes.

Este año además los cementerios municipales tenían sábado y domingo un horario más amplio que años anteriores, y abrían sus puertas, ininterrumpidamente, de las 8.00 a las 19.00 horas. También el servicio de transporte urbano se ha adaptado a la festividad y la línea del Torrebus que cubre el trayecto al cementerio de Río Cabo ha aumentado la frecuencia de autobuses.

Las flores, el símbolo de esta festividad, han vuelto a llenar los nichos y sepulturas, a pesar de que las floristerías, que tienen en esta fecha uno de los momentos fuertes del año y horarios especiales, aseguran que las ventas han bajado, en número y en gasto por cliente. En Torrelavega, donde la crisis económica es más que evidente y el paro azota a buena parte de las familias, los ciudadanos intentan cumplir la tradición pero adaptando las ofrendas florales a las posibilidades de sus bolsillos y recurriendo a propuestas más económicas.

Eso se ha notado igualmente en el tradicional mercadillo de flores que se instala en la Plaza de La Llama en estas fechas y donde era palpable la flojedad del negocio. Si hace unos años el Día de Todos los Santos a los más rezagados les era difícil encontrar flores o tenían que conformarse con lo que quedara, de algún tiempo a esta parte es difícil ver momentos de frenesí comprador.

Con todo, la tradición se mantiene y cada 1 de noviembre los cementerios cambian su habitual estampa de silencio y soledad por el bullicio de los que visitan a sus seres queridos, de familias que se encuentran para recordar y honrar a sus difuntos, y de quienes visitan los camposantos curioseando entre nombres, fechas y lápidas.