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Insólito Diego

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Gruber04

¿Insólito por raro, extraño o desacostumbrado? ¿O más bien inaudito por sorprendente y escandaloso? Quizá no tanto. Ignacio Diego nos tiene acostumbrados a eso y mucho más. Y no sólo sorprendente el ex-presidente: en la rueda de prensa dada en Torrelavega, aparecía escoltado por la plana mayor su PP, a nivel local. Era la voz del partido y no su postura personal.

Confieso que me puse a escuchar sus opiniones sobre el tema de Sniace, más por inercia que por curiosidad. Después de significativos silencios desde que el futuro de Sniace parecía empezar a despejarse, Ignacio Diego se disponía a poner una pica en flandes: ¡"aquí estoy yo para poner los puntos sobre las íes".

Su conocimiento sobre los últimos acontecimientos en torno a la empresa torrelaveguense demostró ser limitado o sabido de oídas. Su informador sindical le había trasladado informaciones interesadas o, cuando menos, inexactas. Llamaba la atención cuántas veces repitió que "debían volver a la empresa todos, sin discriminación". ¿Será que su informador sindical teme ser represaliado y piense que la empresa se va a vengar por la "poca colaboración" prestada en todo este proceso? Si así fuese, seguro que los sindicatos del Comité de empresa le defenderían.

Se equivoca Diego dos veces. Si piensa que los trabajadores de Sniace están mal informados sobre la "pobre" colaboración prestada por su gobierno, mientras ha sido presidente, va listo. Han sido muchas las ocasiones en que los trabajadores y trabajadoras de Sniace han podido ser testigos, no sólo de su falta de colaboración, sino, también, de sus "malos modos y falta de educación para con ellos. Por ahí, pocos votos encontrará.

Se equivoca, también, respecto a los terrenos. Quienes viven con la obsesión de que Sniace tiene que desaparecer no le perdonarán que dé alternativas que aseguren el futuro de Sniace. Aquí, tampoco recogerá muchos votos.

Y, en general, todos los ciudadanos rechazarán que se hable con tanto desparpajo sobre lo que puede y debe hacer un gobierno democrático, en un estado de derecho. ¿Puede un gobierno actuar arbitrariamente? ¿Puede actuar discriminatoriamente en favor de un grupo determinado de ciudadanos? ¿Puede gastar los dineros del erario público sin control? ¿Lo ha hecho el ex-presidente Diego alguna vez cuando era presidente? ¿Puede un gobierno comprar unos terrenos sin ninguna fundamentación de carácter urbanístico y/o social, en general? De momento, y desde el punto de vista empresarial, parece que Sniace no necesita desprenderse de patrimonio y sería una insensatez que lo hiciese sin necesidad. Y, para congraciarse con los trabajadores y trabajadoras de Sniace, ya es tarde.

Las ansiedades electorales le han traicionado. Señor Diego: mejor callado. Ya decía el pragmático Lenin que la mala propaganda mejor no hacerla.