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El reconocimiento a Julio Sanz Saiz desde Polanco

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El ayuntamiento de Polanco ha rendido un pequeño homenaje a Julio Sanz Saiz durante la conmemoración de la fiesta patronal de san Pedro Ad-víncula. Ha sido un evento sencillo, sin boato, pero profundamente sentido; se ha pretendido buscar el efecto sorpresa a sabiendas que, a pesar de los años y de la experiencia Julio aún conserva la maravillosa capacidad de sorprenderse. La alcaldesa, Rosa Díaz, acompañada de la concejala de Cultura, Alicia Martínez y otros miembros de la corporación, le hizo entrega de un escudo de Polanco con una leyenda en la que constata la gran consideración, afecto y agradecimiento hacia el homenajeado por su colaboración en contribuir al engrandecimiento cultural del municipio.

Un homenaje sobradamente merecido. La faceta artística y humana de Julio Sanz Saiz se imbrica de tal manera que ambas salen reforzadas. Desde el punto de vista artístico, Julio Sanz Saiz representa uno de los valores más relevantes de la cultura en Cantabria. Todo un artista, tal cual fuese un vestigio del Renacimiento, tiene tras de sí una extensa obra tanto escrita, como pictórica y escultórica, la cual, a su vez, en cuanto a su temática y dimensión, resulta muy versátil. Artista poliédrico, como le denomina el Grupo Quercus. En muchas ocasiones le he oído autodefinirse artísticamente como "un poeta que pinta" y ciertamente sus pinturas, sus acuarelas, están cargadas de un lirismo capaz de evocar sentimientos, emociones y sensaciones poéticas en el observador. Dentro de la gran variedad temática de su obra, donde más fuerza e incidencia manifiesta es en aquella que gira en torno a la Naturaleza con la que parece entrar en comunión y de la que posee una profunda capacidad de elevación estética, recreándose y sublimándola, consiguiendo acercarse a ese misticismo que Michel Hulin denomina "mística salvaje" para diferenciarla del misticismo religioso.

Un valor añadido a la obra de Julio es que aparte de tener una funcionalidad estética,- y quizá sin proponérselo- va consiguiendo una función modeladora de la sensibilidad, creando conciencia ecológica, haciéndonos concebir una conciencia medioambiental.

Cabe destacar de la personalidad de Julio, su constancia, su perseverancia y capacidad de trabajo, probablemente esa sea una de las causas de su extensa obra. Y, también, junto al amor a la poesía, el mantener durante sesenta y un años consecutivos la denominada "Cena de la poesía" creada por él; todo un ritual que preside como anfitrión todas las noches del 21 de marzo. ¡¡Sesenta y un años consecutivos,... uno tras otro!!. Una cena cuya protagonista es la poesía y lo que se comparte es generosidad.

La presencia de Julio en Polanco es esporádica, pero constante en el tiempo. Siempre ante cualquier requerimiento ha estado ahí y, cuando no, él mismo se ofrece para colaborar en cualquier actividad de carácter cultural que programemos en el ayuntamiento. Viene colaborando desde hace catorce años en que se instituyó el Concurso de pintura nacional al aire libre como jurado del mismo. Colaboró en el exitoso y emotivo homenaje que el Ayuntamiento, la parroquia y la Asociación Sociocultural otorgó a los mayores de 90 años del municipio que en aquél año 1992. Años más tarde fue pregonero de las fiestas patronales y con posteridad ha ofrecido varios recitales poéticos y exposiciones pictóricas. Ya, con anterioridad, durante los años 50, visitó multitud de veces Polanco para acompañar y compartir con su amigo Jesús Cancio, durante las estancias que el Poeta del Mar pasaba en Polanco. En ese peregrinar le acompañaban otras personalidades del mundo de la cultura como Otero, Mauro Murieras, Laguillo,...

Un homenaje merecido a un artista polifacético, comprometido, trabajador infatigable. Un homenaje a una persona que a pesar de sus 87 años aún camina erguida y que bajo el aparente gesto altanero se esconde una persona emotivamente sensible que canaliza a través de la pluma y el pincel esa fuente de emociones y sentimientos que alberga dentro de sí y que resulta un conversador admirable. Un homenaje merecido a una excelente persona, generoso y siempre dispuesto sin pedir nada a cambio... Bueno sí, una exigencia, la puntualidad...Julio es irreconciliable con la impuntualidad.

Julio, por todo, Polanco te quiere. Te queremos. Ojalá gocemos por muchos años de tus obras, tu visitas, tus chascarrillos, tu sorna, simpatía y generosidad. Porque generoso eres a raudales. Y como decía Aristóteles " De todas las variedades de virtud, la generosidad es la más estimada".

¡Enhorabuena, maestro!