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A dos velas

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IUJoseMariaLavin

Vivimos una situación cada vez más alarmante. La crisis y los continuos recortes han extendido varias formas de pobreza en España, alguna de ellas invisibles para la mayoría de la población ya que no la recogen las cifras oficiales ni las ONG han hecho saltar las alarmas sobre ella, pero afecta a millones de ciudadanos y demuestra hasta donde llega la crisis. Cada vez hay más personas que no pueden mantener su casa en condiciones adecuadas de temperatura durante el invierno. Sufren la llamada "pobreza energética", que consiste en la incapacidad de poder mantener su vivienda en unas condiciones de climatización adecuadas para la salud.

Los sueldos y pensiones cada vez más bajos, los recortes, los altos impuestos, el crecimiento del desempleo y precio alto de la energía, han obligado a muchos ciudadanos y ciudadanas a abrigarse con dos o tres mantas, calentar la comida en casa del vecino, elegir los fármacos que comprarán y de los que pueden prescindir por ser menos urgentes, e incluso a tener que elegir si comen o se calientan.

Necesitamos la energía para cocinar, para iluminarnos, para conservar los alimentos, para tener agua caliente y para calentarnos, pero cada vez hay más gente con dificultades para cubrir sus necesidades básicas. El impago de facturas de energía de forma continuada lleva a la suspensión del suministro, salvo en algunos casos especiales que lo tienen garantizado como los hospitales. Sin embargo, nadie garantiza el suministro en los casos de necesidad vital de suministro eléctrico en el hogar como puede ser el caso enfermedades respiratorias crónicas o tratamientos de diálisis.

 

España se ha convertido en el cuarto país de la UE con más personas en situación de pobreza energética y consecuencia de ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que se producen cada año el 30% de las muertes adicionales en invierno. Porque efectivamente, en invierno, las bajas temperaturas complican aún más esta situación y repercuten en la salud de las personas ya que el frío y la humedad permanente en un hogar pueden llevar a serios problemas respiratorios como asma y bronquitis.

La triste realidad es que mientras el poder adquisitivo de las familias sigue bajando, las facturas energéticas siguen subiendo de forma desproporcionada. Ya hay personas que no tienen un céntimo para la electricidad ni el gas. Que ya no pueden dedicarle un porcentaje de sus ingresos, por pequeño que sea, porque comer es lo más importante. Mucho más que calentarse durante el invierno.

Un gran número de familias han echado cuentas y han vuelto a la bombona de butano. Es más barata y con ella se puede controlar mejor el gasto en calefacción y agua caliente. Estas son las más afortunadas, otras han vuelto a las mantas y de seguir así volveremos como hacían nuestros abuelos y bisabuelos, a estar sentados a la mesa bajo la luz de dos velas.

Y mientras tanto, nuestros gobernantes parecen ignorar que cuatro millones de hogares españoles ya no pueden hacer frente al recibo de la luz y del gas en invierno. Dado que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), establece que el acceso a la energía eléctrica es un derecho fundamental, ya es hora de pedir la "nacionalización" del sector energético.

Iu ya ha legislado en este sentido en Andalucía, y en Cantabria y Torrelavega, será una de nuestras prioridades. Queremos que Torrelavega sea un municipio "Libre de Pobreza Energética".

Basta ya de consentir que las grandes compañías eléctricas aumenten sus beneficios mientras cada año la pobreza energética es responsable en España de entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras.