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¡Salud! No te consumas

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FelixMartinez01

Con este título, ¡Salud, no te consumas! publicamos desde el SOAM un estudio sociológico con intención de prevenir e informar sobre los efectos del consumo del cannabis. En este artículo quiero acercarme a la reflexión de una sustancia que es la tercera más consumida en los jóvenes, después del alcohol y el tabaco, me refiero al cannabis y sus derivados, el hachís y la marihuana.

 

Según la encuesta estatal realizada por el Plan Nacional de drogas a los estudiantes entre 14 y 18 años (2013) nos refleja que el cannabis ha experimentado una caída en el consumo del 36% al 33% entre los que reflejan haber fumado alguna vez en su vida, siendo un 2.7 quienes lo prueban a diario. La encuesta nos ofrece el dato de un rebrote del consumo problemático, alertándonos sobre el 16% de los que han consumido en el último año como jóvenes con riesgo de padecer problemas físicos y psicológicos.

Un dato que nos debe preocupar es la edad en el inicio del consumo, establecida en los 13 años y relacionada con consumos de alcohol. En mi experiencia como educador con chicos/as consumidores de cannabis, observo como los adolescentes o jóvenes tienen una baja percepción del riesgo asociado al consumo. En este artículo intento dar unas pinceladas sobre esos riegos.

Los efectos derivados del consumo de cannabis, han sido clasificados de diversas maneras, tendiendo a considerarlos como depresores del Sistema Nervioso Central. Sus efectos se deben a una serie de sustancias llamadas cannabinoles. Entre estos el más activo es el THC (9 delta tetra-hidro-cannabinol) Este componente tiene unas características que le hacen muy peculiar:

Es muy soluble en grasa, por lo que tiende a acumularse en los tejidos grasos del organismo como el cerebro, órgano con gran contenido en materia grasa.

El THC está más concentrado en el hachís que en la mariguana, con lo cual la toxicidad es mayor en el hachís.

Por este motivo voy analizar de manera rápida los efectos en el hachís.

Como todas las drogas, una vez se introduce en el organismo llega al cerebro a través de la sangre, produciendo efectos en el cuerpo y en el comportamiento.

Los consumos cuando son prolongados, pueden causar alteraciones orgánicas en el sistema respiratorio, circulatorio, inmunológico etc. También puede producir impacto psicológico, con dificultades de aprendizaje, trastornos psiquiátricos...

En ocasiones hemos escuchado a consumidores habituales, que fumar porros es más sano que fumar cigarrillos. En realidad, y comparando ambos consumos, si para el tabaco se considera un consumo severo de 20 a 40 cigarrillos diarios, para el hachís lo equivalente puede ser de 3 a 5 porros.

Una forma de consumo o "moda de consumo" es el poli- consumo, o mezcla de sustancias, los porros unidos al alcohol suman sus efectos. En estas circunstancias el cerebro necesita más oxigeno de lo habitual y dispone de menos. Así esta explosiva combinación puede dar lugar a lipotimias y aparición de vómitos.

Finalizo el artículo animando a ser capaces de prevenir los riesgos y consecuencias en el consumo, como tarea de todos.