Vie19042024

Last update12:01:13 AM

Algo más que una crisis económica

Valoración del Usuario:  / 8
MaloBueno 
UGTCecilia03

A lo largo de los años de la criminal crisis económica que venimos padeciendo han sido multitud las reflexiones vertidas en relación a su origen, a las consecuencias que ha acarreado a nuestro país y a las posibles respuestas cara a su solución.

Entre tanto, millones de familias han visto como sus vidas entraban en una espiral de destrucción que no parece tener fin y frente a la cual se sienten desarmados e incapaces porque el principal instrumento para su sobrevivencia, un puesto de trabajo, ha desaparecido de su horizonte vital sin que tenga visos de reaparecer a pesar de las constantes proclamaciones que algunos realizan sobre el proceso de recuperación.

Esta circunstancia es sin duda la manifestación más visible e inmediata de un sufrimiento social profundo que ha alcanzado a otras cuestiones que solo aparecen esporádicamente en las discusiones públicas; recortes en educación, sanidad, pensiones o dependencia, entre otros temas, surgen solo de vez en cuando entre en una maraña de noticias sin llegar a alcanzar nunca el "prime time" de los medios de comunicación, ni el interés de los "todologos" que llenan las tertulias radiofónicas o los debates televisivos donde supuestamente se reflexiona en mayor profundidad sobre las cuestiones de "más calado".

 

Por demás incluso la agenda política parece haber aparcado estos temas sumida como está en un tsunami de corrupciones, nacionalismos varios, polarización del sistema de partidos y, en la más reciente actualidad, dificultades para alcanzar acuerdos que permitan la conformación de un nuevo gobierno tras las últimas elecciones nacionales.

La percepción generalizada es que pocos reflexionan sobre las consecuencias de la crisis en términos de equidad social y distribución de la riqueza más allá del anuncio periódico de datos estadísticos y promesas electorales a medio y largo plazo. Y sin embargo, los déficits que se experimentan en ambos valores no solo han recortado drásticamente el bienestar presente sino puesto en peligro el futuro del país.

No se puede olvidar, ni sacar de la centralidad de los análisis, a los miles de futuros hombres y mujeres que en estos momentos viven su infancia y adolescencia en un contexto de pérdida de oportunidades porque esta situación está hipotecando de un modo irreparable sus vidas.

Ni debemos perder de vista que fueron los beneficios proporcionados por el Estado del Bienestar, por la distribución solidaria de la riqueza que se puso en marcha a través de él, que los hijos e hijas de trabajadores asalariados disfrutamos hasta hace poco tiempo de oportunidades de desarrollo personal que nuestros padres, ni en sus mejores sueños, habían logrado imaginar para nosotros y nosotras.

Y no se trata de hacer una reflexión abstracta sino de reconocer a través de la experiencia cotidiana que, por ejemplo, las becas que en su día permitieron simultanear en el seno de las familias obreras los estudios de varios hijos, completar la formación universitaria de algunos de ellos o acceder al mundo de la investigación científica a otros... HOY! han desaparecido casi en su totalidad.

Que las políticas de integración de las personas que sufren discapacidad y que posibilitaron su incorporación plena en la vida social de la nación... HOY! brillan por su ausencia.

Y que, por no ahondar más en los ejemplos, incluso su salud se está viendo perjudicada porque las inversiones en Sanidad... HOY! han caído en picado.

En nuestras sedes de UGT, cada día, nos encontramos frente a una realidad abrumadora en la que los trabajadores y trabajadoras, desempleados o con empleo, asocian su quiebra personal no solo a la caída de sus ingresos o a sus situaciones personales de desempleo. Ellos y ellas, que experimentan la suma de dificultades y descalabros en su día a día, lo que sufren con especial intensidad, al final, es la pérdida de posibilidades de sus hijos e hijas.

Tienen muy claro que lo de ahora no es una crisis al uso, que esto es algo más que una quiebra económica y que sus vástagos probablemente al final de este túnel, que se les hace eterno, "van a terminar viviendo peor que ellos".

Y no entienden de líneas rojas vinculadas a la unidad de España o a la celebración de referéndums nacionalistas, vengan de donde vengan y las marque quien las marque. Como tampoco entienden que estando su presente en juego y el futuro de sus hijos e hijas en peligro haya quien sólo sea capaz de centrar su interés en cuestiones que son superfluas cuando lo que falta es el pan en sus casas, dinero con el que financiar la educación de los jóvenes, pensiones dignas para los que tras décadas de trabajo finalizaron su vida laboral y atención sanitaria de calidad para los que, encima de la que está cayendo, perdieron su salud.

Nuestros compañeros y compañeras son valerosos, resistentes y están demostrando una paciencia sin límites...