Vie26042024

Last update09:54:44 PM

Sociedad

Las marzas ya son oficialmente Bien de Interés Cultural Etnográfico Inmaterial

Valoración del Usuario:  / 0
MaloBueno 
m01

El Boletín Oficial de Cantabria ha publica hoy el acuerdo del Consejo de Gobierno de Cantabria con el que se finaliza el expediente para declarar las Marzas como Bien de Interés Cultural Etnográfico Inmaterial. El expediente fue incoado el pasado 28 de mayo, tras cumplimentar todos los trámites preceptivos, y el acuerdo del Gobierno se tomó el 29 de enero.

Torrelavega es uno de los exponentes de la conservación de las Marzas y su canto por las calles y plazas como salutación al mes de marzo. Aunque las rondas tradicionales se desplazaban, y aún lo hacen, por todas las casas de la vecindad y también por las casas de las aldeas próximas, en el ámbito urbano se cantan en teatros y plazas o por los bares en la capital del Besaya y en Reinosa.

Las Marzas han evolucionado en ciertos lugares a espectáculo folklórico, y si bien se celebran en prácticamente toda la Comunidad Autónoma, hoy en día tienen especial predicamento en las zonas rurales de los valles del interior de Cantabria, principalmente en los de Campoo, Ruesga y Soba

Se trata de una de las celebraciones de más antigua tradición en Cantabria y consisten en rondas, formadas en su origen por mozos casaderos, que cantan romances petitorios en la última noche de febrero y el primer día de marzo, recordando la entrada del año y el comienzo del ciclo agrario en el antiguo calendario romano.

Estas rondas incluyen un conjunto de actos, bastante ritualizados en las marzas tradicionales, en los que se ponen de manifiesto rasgos patrimoniales de sumo interés: mostraban la pervivencia en las aldeas de la estructuración social y la organización vecinal, resaltaban la preeminencia masculina en la misma, y actuaban como instrumento de integración y control social de la comunidad.

Esta costumbre originaria de que no participasen en las marzas sino los varones solteros que habían abandonado la edad pueril, ha cambiado en la actualidad y ya no dependen de ninguna sociedad de mozos solteros de ninguna aldea, sino que se trata, fundamentalmente, de grupos de aficionados o semiprofesionales del canto, procedentes de lugares y extracciones distintas que, sin embargo, continúa formando parte de la vivencia etnográfica, y revela su resistencia a desaparecer y su virtualidad contemporánea.