Economía

El Grupo Armando Álvarez recrimina a Diego la “inseguridad jurídica” y tributaria que sufren las empresas

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El Grupo Armando Álvarez ha inaugurado hoy la planta Biomasa de Cantabria en el Parque Empresarial Besaya de Reocín, que genera 25 puestos de trabajo y casi un centenar de empleos indirectos. Sin embargo, el presidente del grupo, José Ramón Álvarez Ribalaygua ha asegurado que esta central eléctrica "nunca se hubiera hecho" de prever la inseguridad jurídica" a la que se han visto sometidas las empresas por la entrada en vigor de nueva leyes tributarias que han modificado las previsiones de negocio.

Álvarez Ribalaygua ha criticado las "duras e inesperadas medidas" a las que se han visto sometido el sector energético y ha pedido la "implicación directa" del Gobierno de Cantabria para superar los "muchos problemas" que el cambio del régimen tarifario eléctrico y del "céntimo verde" han creado.

En el caso de la planta Biomasa de Cantabria, el presidente del grupo Álvarez ha explicado que ha supuesto una inversión de 40 millones de euros y los cambios tributarios suponen un coste no previsto cercano al millón de euros anual, lo que sitúa el periodo de amortización en 20 años. "Hoy no haríamos esta inversión", ha asegurado Álvarez Ribalaygua.

Del mismo modo, ha recriminado que este proyecto no haya recibido "ninguna ayuda pública directa", lo que supone un agravio comparativo entre las empresas implantadas en Cantabria, "sobre todo las compañías familiares, que queremos seguir aquí", y otras iniciativas que vienen de fuera y que, con menores inversiones, "levantan más expectativas" y reciben más ayudas. En este sentido, ha recordado que en los últimos cinco años, ya dentro de la crisis, su grupo ha invertido 181 millones de euros, de los que 102 lo han sido en Cantabria y casi el 50% de ello en la planta de Biomasa.

También ha pedido que se tenga en cuenta las especificidades de la biomasa a la hora de fijar su régimen tributario, que se estudie la recuperación de los incentivos a la recogida de biomasa, "como ya hubo en su momento", atendiendo a los beneficios que esta actividad suponer a los montes, y ha reclamado al Gobierno de Cantabria su apoyo a los trámites para que las cenizas pasen a considerarse "subproductos" y no "residuos".

Unas críticas que José Ramón Álvarez Ribalaygua ha realizado durante el acto inaugural de Biomasa de Cantabria, ante el presidente regional, Ignacio Diego; los consejeros de Medio Ambiente y de Industria, Javier Fernández y Eduardo Arasti; el delegado del Gobierno en Cantabria, Samuel Ruiz; los alcaldes de Reocín y de Torrelavega, Miguel Cayuso e Ildefonso Calderón; así como otras autoridades locales y regionales y representantes del sector empresarial.

Ignacio Diego ha recogido las críticas del empresario y ha reconocido que le han hecho variar el discurso previsto. El presidente regional ha insistido en la "lealtad" de su Ejecutivo como "principio inquebrantable" hacia la familia de Armando Álvarez, "que ha hecho algo ejemplar, referente en Cantabria".

Según ha dicho, es "consciente de los problemas que están generando a algunas empresas" las modificaciones tributarias para afrontar el déficit energético, pero las ha defendido como indispensables para superar "una situación que ponía en riesgo a España", al igual que en Cantabria ha sido necesario hacer algunas cosas "por perentoria necesidad".

Sin embargo, ha elogiado el proyecto y "nuestra planta" de Biomasa, pionera en su sector "estratégico" para el Gobierno que preside y para el que están trabajando "con rigor y seriedad". Diego ha repetido en varias ocasiones su "compromiso de lealtad y de trabajo con esta iniciativa empresarial" y ha asegurado que se pondrá "el buzo" para trabajar por el futuro del proyecto, aunque no puede "comprometer resultados", porque no dependen de él.

Biomasa de Cantabria produce electricidad utilizando los residuos de las talas de los bosques, aprovechando el subproducto de los aprovechamientos forestales del eucalipto y cultivos energéticos que el Grupo Armando Álvarez utiliza en otros procesos para producir, gracias a una tecnología de última generación, una potencia que supera los 10 megavatios, que permitiría abastecer el consumo eléctrico de una población de 50.000 habitantes.

La caldera de la central genera cada hora 45 toneladas de vapor con un consumo de biomasa de 100.000 toneladas anuales (300 en cada jornada de trabajo), funcionando 24 horas durante los 365 días del año. La electricidad que se genera en la central se evacúa a una subestación que funciona a 55 kilovoltios y que está conectada a la red de distribución. Cuenta con una potencia bruta de 10 megavatios y suministrará electricidad a 22.000 hogares. Según los promotores de la obra, la planta evitará la emisión a la atmósfera de 63.300 toneladas anuales de CO2 y 8.200 de SO2.