Absuelven a Froxá del vertido al Besaya y condenan a cuatro meses de cárcel a dos técnicos de Johnson Controls

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Repoblacion-Besaya

El Juzgado de lo Penal Número 3 de Santander ha condenado a cuatro meses de cárcel a dos técnicos de la firma Johnson Controls por el vertido de amoniaco de Froxá al río Besaya en julio de 2008. La sentencia absuelve a la empresa de Cartes y a su jefe de mantenimiento por el vertido que provocó la muerte de cerca de 40.000 peces.

Los condenados también deberá pagar multas de 1.500 y 1.200 euros, indemnizar al Gobierno de Cantabria con 265.117 euros y a la Confederación Hidrográfica con 11.250 euros, y quedarán inhabilitados por un periodo de siete meses para el desempeño de funciones relacionadas con la manipulación de sustancias tóxicas.

La sentencia, a la que ha tenido acceso HoyTorrelavega, y que es recurrible, declara a la empresa de mantenimiento de aire acondicionado Johnson Controls responsable subsidiaria de las multas.

La Fiscalía pedía un año y medio de cárcel y multas de 2.700 euros para cada procesado, además de una indemnización de medio millón de euros al Gobierno cántabro y la Confederación Hidrográfico por daños ambientales. También el Gobierno de Cantabria y Ecologistas en Acción se habían personado como acusación particular en la causa.

El jefe de mantenimiento de la planta de Froxá, acusado de un presunto delito medioambiental, ha sido absuelto, considerando el tribunal que su actuación "redujo" el impacto del vertido en el río.

La sentencia determina que los dos técnicos de Johnsons Controls estaban solucionando un problema en el funcionamiento del circuito frigorífico cuando se produjo un excedente de amoniaco. Para retirarlo utilizaron un depósito plástico facilitado por Froxá y cuando se llenó, de forma voluntaria, lo dejaron rebosar sobre una rejilla de desagüe de pluviales.

También señala la sentencia que los dos técnicos no tuvieron la precaución de comprobar el destino del vertido ni preguntaron al personal de la empresa, de modo que el amoniaco fue a parar al arroyo de San Román, que desemboca en el río Besaya, donde provocó la muerte de unos 40.000 peces.

Avisado el jefe de mantenimiento, que ese día no estaba en su puesto por ser festivo, indicó al jefe de seguridad que cerrara el grifo del depósito, cosa que no pudo hacer porque estaba estropeado, algo que no comprobaron los técnicos condenados antes de utilizarlo.

Ante esto, el jefe de mantenimiento indicó que trasladaran el depósito a la depuradora de Froxá y lo colocaran sobre le tanque de homogeneización. Aunque la depuradora no estaba habilitada para el tratamiento de amoniaco, la juez considera que el vertido se produjo antes de trasladar ahí el depósito y que esta decisión redujo los efectos del vertido.

La sentencia valora que los dos condenados cometieron una "imprudencia grave", porque, a pesar de su experiencia, no tomaron las medidas de prevención que indica el manual de seguridad de la empresa. Sin embargo, entiende que debe imponer el tramo inferior de la pena, cuatro meses de cárcel, atendiendo a todas las circunstancias concurrentes.