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El imposible plan general

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Tenía que pasar. Varios años de incertidumbres desde que en los últimos días del año 2006
se aprobara definitivamente el avance reformado del nonato Plan General pesaban
demasiado sobre la mala conciencia de nuestros Administradores y ponían demasiado en
evidencia que hay empresas que no son para cualquier gobierno.

El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Torrelavega ha decidido rescindir el contrato
con el equipo redactor del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) por
entender que ha incumplido el mismo, dado que la finalización del documento estaba
prevista para 2008. Una decisión tan trascendente como llena de incertidumbres adoptada
"frente" a un equipo técnico que no se aplicó en sus cometidos. Al menos así nos lo
cuentan.

Nuestra Ciudad ha visto planificado su crecimiento por dos Planes Urbanísticos: el de
1964, nacido con el aliento del desarrollismo contemporáneo, y el de 1985, una
herramienta pensada para hacer una Torrelavega dinámica, habitable y equilibrada, que por
su longevidad y las omnipresentes novedades que nunca pueden esperar ha sufrido
modificaciones en casi cincuenta ocasiones.

 

El escenario para la Revisión del Plan -o un nuevo Plan si se prefiere el concepto- estaba
creado desde el inicio del milenio. Siempre defendió quien esto escribe la necesidad de
acometer con decisión este reto, huyendo de titubeos y consciente de que el objetivo de la
revisión del Plan Urbanístico exigía no dejar pasar una legislatura más sin llevarlo a cabo,
lo que suponía asumir una labor cuyos frutos no podrían presentarse al final del cuatrienio,
ese período que obsesiona a muchos gobiernos con la necesidad de mostrar sus logros ante
las elecciones siguientes.

Julio de 2003 marcó el punto de partida. Un año de preparación de trabajos previos que
concluyó con la Convocatoria de Equipo redactor en septiembre de 2004, equipo que tras
el oportuno proceso selectivo firmaría el contrato a finales de ese año. A partir de ese
instante, una labor intensa desde la Gerencia de Urbanismo y con el equipo redactor
permitió contar con todos los documentos básicos, participación ciudadana, memoria de
criterios y objetivos, estudio de impacto ambiental y Avance definitivo del Plan, que la
Corporación aprobaría en diciembre de 2006, siguiendo un proceso minuciosamente
calculado en el tiempo.

A partir de 2007 el ritmo se desvanece, surgen nuevos problemas que resolver y del
desarrollo del Plan General apenas se conoce nada. Ciertamente, la entrada en vigor ese
año de la nueva Ley de Sostenibilidad exigió completar la redacción con nuevos
documentos, como el informe de sostenibilidad ambiental, y ello provocó un retraso
considerable. Pero no es menos cierto que en tanto se realizaba tal trabajo, podía haberse
avanzado en la Redacción de los materiales para su aprobación inicial en cuanto ésta se
pudiera acometer.

¿Qué directrices recibió el equipo redactor para avanzar en la elaboración de estos
documentos mientras se acometía el estudio? ¿Qué cometidos del calendario de trabajo se
fueron realizando mientras tanto?. Si en julio de 2010 se entregó el último de los
documentos de la fase de estudio ambiental y la documentación incompleta de la
aprobación inicial para que el Consistorio determinara diferentes aspectos del modelo de
Ciudad que quería ¿cómo es que casi tres años después nadie ha "hecho los deberes" en
nuestro Ayuntamiento y seguimos sin definir muchos aspectos importantes planteados en
diferentes documentos llegados al Consistorio en los últimos dos años y medio?.

Que ha habido motivos de peso para el retraso está fuera de toda duda, pero podía haberse
minimizado en gran medida si -lejos de dejar pasar acontecimientos y verter
responsabilidades sobre un equipo profesional- el gobierno (o los gobiernos) y también la
oposición hubieran hecho gala de un mínimo de voluntad, capacidad y saber hacer. Lejos
de afrontarese el reto, se ha dejado pasar el tiempo ¿para qué?. Por de pronto, el gobierno
municipal ya ha adelantado que no podrá aprobarse el Plan en esta legislatura. Otra más. Y
mientras tanto ¿Quién saca provecho de esta penosa situación?.

Es el síndrome de Torrelavega: las cosas se eternizan y diluyen en el tedio de una gestión
pueblerina. Fracaso sin paliativos y fracaso de las Corporaciones -y en particular sus
gobiernos- que han dirigido los destinos de la Ciudad en los últimos años hacia la nada.