Vie19042024

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La doble moral de la Fundación Asilo

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Justicia02

Mi hijo tiene una discapacidad del 79% y ha sido víctima de abusos sexuales en la Fundación Asilo de Torrelavega por parte de uno de sus profesores. Así quedó constatado en el juicio celebrado hace cinco años. Pero la Fundación Asilo se encargó de mover los hilos necesarios para que el juicio tuviera que repetirse por un mero defecto administrativo, erigiéndose desde el primer momento en defensor no del más indefenso, mi hijo, sino del profesor.

El juicio se ha repetido y mi familia y yo, independientemente del resultado, sabemos con certeza quién es el culpable de lo sucedido y quiénes, desde su hipocresía moral y su catecismo roñoso, son cómplices por sus vergonzosos silencios y sus cobardes manipulaciones.

El terror puede vestir alzacuellos. El miedo a perder el puesto de trabajo ha torcido voluntades de algunos testigos, y quienes no se dejaron intimidar por la sombra de la sotana pagaron su independencia y honradez con la pérdida de su trabajo.

Un profesor abusó de mi hijo, y la Fundación Asilo se apresuró a ponerse del lado del delincuente imaginando que de ese modo acallaría el escándalo. Pero mi voluntad no está en venta, ni lo está el honor de mi hijo. Ya es suficiente con que las familias que tenemos a nuestro cargo dependientes hayamos sufrido severos recortes en las ayudas que percibimos como para aceptar que también se recorte nuestra dignidad.

 

Resulta lamentable que la Fundación Asilo haya pretendido convertir en culpable a un inocente, sometiéndole a un vergonzoso y vergonzante segundo juicio únicamente por preservar su pretendido "buen nombre".

Tal vez se me considere ingenuo por atreverme a desenmascarar a quienes tanto brillo social creen tener en la ciudad, pero aún creo en la justicia. Y espero seguir creyendo en ella después de esta sentencia, aunque sea insuficiente. Resultaría ejemplarizante e higiénico que aquellos que llevan toda su vida dándose golpes de pecho tuvieran la gallardía de pedir perdón, una palabra que tanto suelen tener en la boca para exigírsela al prójimo.

Quiero creer que no por haberse recortado las ayudas a los más débiles se haya recortado también su dignidad y su derecho a la justicia.