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Economía

Los trabajadores de Sniace ponen en el encierro sus últimas esperanzas para salvar la fábrica

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Mochilas, sacos de dormir, provisiones y las pocas fuerzas que quedan después de 16 meses de una lucha cada vez más incierta y descorazonadora. Los trabajadores de Sniace han acarreado todo lo que necesitan para afrontar un encierro indefinido en la factoría torrelaveguense con el que intentar, a la desesperada, que los administradores concursales aplacen el juicio en la Audiencia Nacional que pone a la empresa al borde de la liquidación.

Unas 200 personas han entrado esta mañana por las puertas de la que todavía es "su fábrica", dispuestas a quemar su último cartucho. Son ese grupo de trabajadores que tienen la convicción de que, pase lo que pase y sea cual sea el futuro de Sniace, ellos habrán hecho todo lo que han podido o han sabido para intentar salvar ese medio millar de empleos.

Esta vez el encierro, el tercero desde que comenzó el conflicto en enero de 2013, es distinto, por todo, y se notaba, en los que entraban y en los que quedaban fuera. En los familiares se deslizaban algunas lágrimas, aunque lo hacían detrás de las gafas de sol y en las esquinas, porque lo que tocaba era animar.

En los que entraban, las lágrimas aparecían al llegar al que durante muchos años, en algunos casos toda la vida, ha sido su puesto de trabajo. La suciedad acumulada, el abandono y aquellos objetos que hace año y medio quedaron en el cajón o la taquilla a la espera de ser recuperados en unos días o en unas semanas, ponen en evidencia lo largo del conflicto.

Para todos los trabajadores ha sido inevitable pensar al cruzar hoy las puertas de naves y laboratorios que puede ser la despedida, la última vez que volverán a pasar las horas en esas instalaciones de Sniace, que provocan en quienes las han vivido una relación de amor-odio.

Si los dos encierros anteriores, en junio y en septiembre, se hicieron en la zona de portería, casi dentro casi fuera de la fábrica, y con cierto aire si se quiere lúdico, el que hoy ha comenzado, dentro dentro, ha removido muchas cosas. Preocupación la hubo siempre, pero ahora se ha transformado en angustia al ver que el reloj corre en su contra.

Y luego está "El Encierro", con mayúsculas, el que se vivió hace 21 años y que para la plantilla de Sniace ha sido y es, al mismo tiempo, una losa que pesa sobre sus espaldas y un resorte que les impulsa a no dejar de pelear.

A siete días de la cita en la Audiencia Nacional, las cartas están repartidas y los trabajadores han apostado todo lo que les queda a este encierro, esperando que los administradores concursales crean que pueden perder la mano y que la liquidación no interesa a nadie y acepten aplazar el juicio y sentarse a negociar.

La plantilla se reunía a las 11.00 horas en una pequeña asamblea para las cuestiones de orden práctico y para tratar de que los días que quedan por delante se hagan lo más llevaderos posibles. Se han repartido tareas para limpiar y adecentar los espacios, se han establecido los horarios de las asambleas diarias, a las 19.30 horas, y se ha recordado que el encierro debe ser tal.

Parte de la plantilla, la que por diversas circunstancias personales o laborales no se pernoctará en la fábrica, apoyará el encierro durante el día, mientras que familias, amigos y diversos colectivos sociales, políticos y sindicales, acudirán a la entrada principal, la famosa verja, para dar a los de dentro comida y, sobre todo, ánimos.

El secretario del comité, Antonio Pérez Portilla, hacía antes de entrar un llamamiento a las instituciones para "que sigan presionando para lograr el objetivo, porque con las palabras solo no lo vamos a conseguir". También pedían el apoyo de la población, recordando que si Sniace cierra ellos perderán sus trabajos pero Torrelavega y la comarca del Besaya perderán medio millar de empleos directos y los que arrastran de indirectos, que serán un "mazazo" para la maltrecha economía de la zona.

El próximo lunes se ha convocado una manifestación de apoyo, que realizará el recorrido inverso al habitual, de la ciudad a la fábrica. La manifestación partirá a las 19.30 horas de la Plaza Mayor y acabará en la entrada principal de la fábrica.